Mariela Barahona | La corrupción se encuentra en un estado latente dentro de cada gobierno en cada país, como la máxima autoridad tiende a imponer ideales en masa, ubicando a la libertad de expresión, pensamiento, culto, conciencia o asociación lejos o limitada de nuestro alcance. A pesar de que se ha avanzado en temáticas de derechos e inclusión, nos encontramos en sociedades que excluye aun lo “diferente”.
Desde este punto considero de importancia para el fortalecimiento de una sociedad participativa e inclusiva, se impulse desde la educación inicial hasta los mas altos niveles de formación profesional el ámbito de la educación inclusiva, generando desde los hogares y los centros educativos espacios en los que todos podamos participar sin barreras; una educación en la diversidad, el fortalecimiento del pensamiento crítico al contexto de la realidad social, económica, política y cultural, con la finalidad de tener ciudadanos proactivos y no pasivos en lo que respecta a la situación del país, es decir, formar ciudadanos proactivos, activos y críticos, no conformes con lo primero que se les instruye, sino abiertos al cambio y al descubrimiento de lo innovador, la justicia y la verdad. Con ello podremos hablar de incentivar una sociedad activa y participativa, con un Estado cercano a la sociedad, que permita espacios de opinión libre sin juzgamiento.
Es necesario empoderar a la gente para combatir la corrupción y abrir el campo de la libertad de expresión u opinión, partiendo desde lo individual, transcurriendo a lo colectivo como los barrios, comunas o parroquias, a través del fomento de la organización social, la participación activa y la critica que debe ser impulsada desde el hogar, las escuelas, colegios y universidades, con el fin de que se conformen entidades de cambio y transformación para la formación de cada ser humano dentro de la sociedad, para conformar una ciudadanía empoderada de sus decisiones como aporte para la comunidad. |